Noviembre 21, 2024
Editoriales

Para combatir la discriminación primero hay que ser conscientes de su existencia

By Gonzalo Enciso Agosto 20, 2024 210
Para combatir la discriminación primero hay que ser conscientes de su existencia
En Uruguay, en julio se celebra el Mes de la Afrodescendencia en el que se realizan actividades para renovar el compromiso con la erradicación del racismo, promover la cultura afro, la equidad racial y la participación ciudadana.
Casi el 10% de la población uruguaya dice tener ascendencia racial afro o negra.
Sin embargo, los indicadores étnico-raciales entre 1852 y 1996, estaban fuera de las estadísticas oficiales en Uruguay, lo que evidencia la poca relevancia que se la ha dado a esta población en el país. Eso hacía imposible saber no sólo cuáles eran sus características demográficas, sino también cuáles eran sus condiciones socioeconómicas.
En un "mundo ideal" o utópico, si el 10% de la población es afrodescendiente, idealmente se esperaría que ese mismo porcentaje estuviera representado en todos los ámbitos de poder y toma de decisiones, incluyendo la política, la educación, la justicia, entre otros.
¿Hay en la Cámara de Diputados al menos 10 afrodescendientes? ¿Hay candidatos a la presidencia que sean parte de dicha población? ¿Ministros, Jefes de Policía, Ediles, en los sindicatos, directores de centros educativos?
Si, hay. Pero en un porcentaje infinitamente menor. Y aquí surge mi pregunta: ¿Por qué?
Y la respuesta la leí hace unos días en la web de Unicef Uruguay (que creo no trascendió a nivel informativo), y tiene que ver con la discriminación sistémica, de sesgo inconsciente, de barreras estructurales y desigualdades históricas.
Lo que leí en Unicef es la sistematización de 93 investigaciones sobre discriminación racial en Uruguay, en los últimos quince años, que da cuenta de la exposición cotidiana a situaciones de discriminación racial desde las primeras etapas de la vida. Muestra, además, cómo esta realidad es ignorada por gran parte de la sociedad, la cual se auto percibe como integradora y respetuosa de cada uno de sus integrantes.
Esto último me llamó la atención. No creo que alguien mienta al respecto, sino que es más delicado aún: No nos damos cuenta que podemos serlo.
Consulté a unos amigos con profesiones vinculadas a la psicología y las ciencias sociales y me manifestaron que eso que muchas veces se realiza de manera inconsciente (y por eso no percibir que no estamos contribuyendo a la igualdad) y puede estar relacionado a comentarios aparentemente inofensivos que transmiten prejuicios como hablar sobre el aspecto físico de alguien de manera despectiva basado en su raza, género o orientación sexual. Algo muy común de escuchar.
Estos estereotipos arraigados en nuestra cultura pueden influir en decisiones a la hora de conseguir un empleo o dar un trato diferenciado sin fundamentos objetivos para hacerlo.
También, esta representación limitada en la política, o en entornos profesionales (incluso en las medios de comunicación) contribuye a la exclusión de esos grupos.
Por otro lado, el informe de Unicef señala que "el ámbito educativo es el primero en donde se vivencian las situaciones de discriminación racial, teniendo consecuencias negativas en las trayectorias educativas de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, así como en su autoestima y su bienestar personal".
"Niños y niñas afrodescendientes se encuentran en peor situación que sus pares no afrodescendientes. Crecen y se desarrollan en contextos de mayor vulnerabilidad que los que tienen otras ascendencias, lo que compromete el alcance de un desarrollo integral óptimo".
¿Cómo vamos a lograr una representación equitativa de ciertos grupos en posiciones de poder con estas desigualdades que se manifiestan desde tan tempranas etapas de la vida?
Un ejemplo más de como no todos tenemos las mismas oportunidades en la vida.
Otros datos oficiales que encontré en el Ministerio de Desarrollo Social:
Un 29,2% de los jóvenes afrodescendientes culminan los estudios de educación media superior frente al 45% de los jóvenes no afrodescendientes.
Los afrodescendientes comienzan a trabajar a una edad más temprana, en empleos poco calificados y mal remunerados y un 35% se encuentra en situación de informalidad.
La tasa de desempleo se presenta más alta para la población afrodescendiente, siendo este dato aún mayor para las mujeres afrodescendientes.
Necesidades básicas insatisfecha, menor acceso a la salud, educación, vivienda, son las grandes trabas para que accedan a una formación académica estable, y poder en el futuro tener mayor posibilidad de crecimiento.
Es tiempo, incluso con las acciones más pequeñas como hablar correctamente, de ser integradores de verdad.
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