El pasado 9 de agosto se reunió la Mesa de Desarrollo Rural de Paysandú. Esta vez la anfitriona fue la Liga de Trabajo de Guichón. Entre otros temas, se realizó una presentación del Proyecto Control Biológico de Garrapata.
En una primera instancia se presentó el convenio, luego hubo una presentación a cargo de BioUruguay, después se presentaron datos sobre la ejecución del proyecto, a través de la Liga de Trabajo y técnicos privados, y también se presentaron experiencias particulares de productores.
Desarrollo Rural y Liga del Trabajo de Guichón firmaron un convenio en octubre de 2021 para el escalamiento en el control biológico de la garrapata bovina, a través de hongos patogénicos. Gracias a este convenio se realizó la compra de un baño de aspersión, que se adaptó para hacerlo portátil. Además se realizó el contrato de técnicos veterinarios y de perfil social para trabajar en forma multidisciplinaria con los productores involucrados. La experiencia se realizó con el apoyo de la Ing. Agr. Alda Rodríguez, a través de BIO Uruguay.
De esta manera se buscó reducir el uso de químicos que viene generando mucha resistencia a la garrapata. A su vez, la Escuela Agraria Guichón realizó otro manejo, aplicando el producto en el campo, pero sin bañar los animales.
Desde Bio Uruguay se estudió el tema en cada uno de los productores involucrados. Estos estos hongos no sobreviven a las temperaturas que tienen los animales o los humanos, por lo que no hay un perjuicio para la salud. Otro aspecto a destacar es que no afecta la carne, ya que no ingresa en el animal, sino que actúa directamente sobre la garrapata.
El papel de la Liga de Trabajo
Nelson Moncalvo es el tesorero de la Liga de Trabajo de Guichón. Sobre este proceso, cuenta: “Un día apreció el director de Desarrollo Rural a preguntarnos si nosotros estábamos de acuerdo en llevar adelante ese proyecto. Nos pareció una idea muy interesante e innovadora. Se llevó adelante. Se buscaron seis productores que quisieran entrar en el proyecto y también se trabajó con dos veterinarios y una asistente social. De esa manera se fue llevando el proyecto adelante. Contamos con un dinero que nos brindó la DGDR. Tuvimos que comprar un baño de aspersión, que hubo que ponerle ruedas, hacerlo portátil, para que cada productor lo pudiera llevar a su predio para bañar el ganado”.
“A nuestro entender tuvo muy buenos resultados. Los productores quedaron muy conformes. El martes pasado se presentó el proyecto y la evaluación de lo que se hizo en un año y la evaluación fue muy favorable, así que como institución quedamos muy conformes con los realizado”, explicó Moncalvo. Agregó que los productores quieren seguir trabajando y utilizando el baño portátil. La Liga va a seguir apoyando y ya están pensando en ampliar la propuesta.
El aporte técnico
María Noel Correa es una de las técnicas privadas que trabajó en la propuesta. Cuenta que comenzaron el trabajo en agosto de 2021, que fue cuando empezaron a trabajar en el rastreo de posibles productores candidatos. Se hizo una lista de seis productores (tres de la Colonia Juan Gutiérrez, uno de Ruta 4 sobre el Arroyo Santana, una productora de la zona de Guichón y otra productora de Paso de los Mellizos, del departamento de Río Negro). Todos tenían antecedentes de problemas con garrapatas y se mostraron muy interesados con la propuesta. Todos sospechaban resistencia, cuenta María Noel, y estaban dispuestos a utilizar la herramienta de control biológico.
Se hizo una capacitación sobre la biología del hongo, para replicarlo, integrarlo al medioambiente y cuidarlo. Además se hicieron visitas a los productores, se llevaron muestras de suelo para aislar cepas de hongos para cada productor y al finalizar el proyecto se les ofrecieron como insumo a los productores para que ellos pudieran reproducir sus propios hongos.
Junto con la Liga de Trabajo de Guichón se intervino en todo el tema de la logística del baño de aspersión, que se hizo móvil para que lo pudieran usar los productores. Además se le hicieron rampas para que el ganado pudiera subir y bajar, y que además se pudiera adaptar a cada terreno.
Se hizo todo un circuito entre los productores. Cada 20 días había que bañar a 4 gramos por litro. La recomendación era por lo menos cuatro o cinco baños, para que el hongo se instaurara favorablemente en el ecosistema.
Según María Noel, cuatro productores bañaron con el baño de aspersión y dos productoras lo hicieron con mochilas: “Empezamos con éxito, los primeros días de octubre (...) Teníamos una planilla de monitoreo con la que revisábamos 10 animales centinela de cada productor... Todas las veces que monitoreábamos anotábamos el grado de garrapata que tenían esos animales”, cuenta la técnica. Los monitoreos se hacían diez días después de los baños.
“En todos los productores hubo un monitoreo posterior al baño y el número de garrapatas disminuía”, cuenta María Noel. La instauración de estos procesos biológicos lleva por lo menos tres años. En este caso se logró controlar la primera y la segunda generación en todos los productores; sólo en uno no pudimos controlar la tercera generación”, cuenta la técnica.
Para terminar el proyecto hubo capacitación en Tacuarembó, sobre el tema reproducción del hongo. Además se visitó el laboratorio. Cada productor se volvió con la cepa aislada, además de un estudio de patogenicidad de la cepa.
“La lectura de los resultados es justamente que el hongo es eficaz y los resultados son muy alentadores”, cuenta la técnica. “La capacitación sobre la biología del hongo es fundamental, cómo se instaura en el ecosistema y que se le pueda dar las condiciones aptas para favorecer esa instauración”, agrega.
“Los productores trabajaron muy bien; todos fueron receptivos... Los resultados fueron muy alentadores y los productores quedaron muy conformes”, cuenta la técnica.
Además se vio que hubo trabajo cooperativo entre los productores: “La intervención fue exitosa gracias al trabajo conjunto, la coordinación y la comunicación”, dice María Noel.
La experiencia desde la producción
María del Carmen Portela Correa es productora ganadera y apicultora. Tiene producción ovina. Cuenta con 9 hectáreas en Guichón. Están haciendo una producción de terneros y en este momento cuenta con casi 80 terneros y terneras y algunas vacas. También integra la Cooperativa “Tierra pa’ Todos”, de Colonización, junto a otros seis productores. Además es apicultora y trabaja con certificación PEF nacional e internacional y con la producción orgánica.
Carmen vive con su esposo y tiene dos hijas, que ya tienen 30 años, un nieto de 5 y un hijo varón. “Mis tres hijos pudieron estudiar, aunque siempre produjimos en pequeña escala. Una es Ingeniera Agrónoma, otro es maestro y otra licenciada en Lengua y Audiovisual.
En Cuchilla del Fuego, donde forman parte de una cooperativa, hacen ganadería y ovinos.
“Nos surgió la oportunidad de este proyecto de control biológico de garrapata... Fuimos uno de los productores que nos inscribimos y tuvimos la oportunidad y la alegría de poder participar”, cuenta. Las primeras conversaciones fueron en mayo del año pasado. A principios de octubre comenzaron con los primeros baños y desde ese momento continuaron bajo la supervisión de dos veterinarios y una asistente social. Además contaron con el apoyo de la Ing. Agr. Alda Rodríguez, de BIO Uruguay, de la DGDR y de la Liga de Trabajo de Guichón.
“Nosotros veníamos con problema de garrapata. Llegado el momento la única manera de ir controlando la garrapata fue bañando en la Liga de Trabajo. (...) cuando tuvimos esta oportunidad, tuvimos que tener constancia y responsabilidad porque al principio se bañaba cada 15 o 20 días... y después nos quedamos contentos porque se había bajado la carga de garrapata”, cuenta Carmen.
Cuenta además que cada vez que hacían la jornada de baño, lo que quedaba de agua con el producto del hongo, lo rociaban en el campo. “Con eso se piensa que al tener la larva contacto con el producto, ya no lo dejaba reproducirse”, explica.
“Fue un año de trabajo, de constancia... el proceso siempre había que hacerlo. Y vimos muchos resultados... Estamos muy contentos. Los otros días yo sacaba la cuenta de una lechera que hacía seis meses que no recibía ninguna clase de remedio, nada de productos químicos...”, cuenta la productora.
“Estamos contentos porque nos estamos perfilando para un Uruguay con una carne sana, orgánica, sin contaminación”, dice Carmen. “Esperamos que se continúe con este proyecto y que además se incorporen más productores”, agrega.
“El productor debería apostar a estas nuevas tecnologías y oportunidades, más habiendo un apoyo del Ministerio, de Desarrollo Rural y de la Liga de Trabajo, que fue un pilar importantísimo”, dice la productora. “Veo que esto es muy bueno y deberíamos continuar. Al menos yo lo voy a continuar siga o no siga el proyecto un año más”. “Estaría bueno que continuara porque hay más productores que quieren empezar, y ya que se cuenta con un baño, qué mejor que seguir usándolo y con más productores”, concluye la productora.
El papel de la UTU
La UTU también estuvo involucrada en este proyecto que consiste en la aplicación de hongos patogénicos en el campo y en los ganados. Andres Hiriart, médico veterinario que integra el grupo Escuela Agraria Guichón, explica que estos hongos son garrapaticidas: “Entramos en este proyecto después de varios años de aplicar químicos... Funcionaban los químicos, traíamos un test de resistencia hecho por DILAVE, tres años seguidos fuertes con un esquema de frecuencia de baños y así llegamos a tener un predio libre de garrapatas, pero con químicos. (...) Durante tres años estuvimos así. Después se cruzó esta idea, nos apareció este lindo desafío, junto a la UTU, a la Escuela Agraria, con todos los muchachos y todo el cuerpo docente, de participar en este nuevo emprendimiento que sinceramente no sabíamos que existía... Nos pusimos a estudiar y aquí estamos”, dice el docente.
Primero, como no tenían garrapata, se decidió fumigar el campo, excepto 40 hectáreas. Luego vino la seca y se suspendió la fumigación. En febrero apareció garrapata y a los pocos días se decidió realizar el primer baño sobre los animales.
“Estamos abocados a que esto continúe. Sabemos que no es rápido, pero estamos muy entusiasmados por el lado de que son productos biológicos, que no afectan la carne, no afectan la leche, son amigables con el medioambiente, inocuos para la salud humana, por lo tanto estamos con mucha esperanza de que esto funcione”, agrega.
“En abril, mayo del año que viene podríamos tener los resultados finales”, dice el docente.
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