Había nacido un gran vino rojo profundo y corpulento, que se impuso primero con verdadera afición entre los uruguayos y después en el mundo.
En el presente la calidad internacional del tannat uruguayo se traduce en centenares de medallas en concursos internacionales y más de 50 destinos de exportación.
Por todo esto, el Instituto Nacional del Vino, sintió que era hora de rendirle un gran homenaje y en consecuencia definió a abril como el mes del tannat.
El Tannat está hecho a medida para la carne de Uruguay. Las cepas mas jóvenes presentan los colores más vivos, con marcados matices violáceos, púrpuras y olores francos y frutales. A medida que avanza el tiempo de crianza los taninos se suavizan y los olores se hacen más sutiles y complejos. Siempre es un vino único e inconfundible.
Se eligió el mes de abril ya que fue en el 14 de ese mes, del año 1819 cuando nació Harriague, referente que dejó el legado de su cultivo, que terminó de definir la identidad vitivinícola del país.