Lo primero a tener en cuenta es a qué hacemos referencia cuando hablamos de actividad física. El imaginario colectivo nos lleva a pensar en una instancia particular de práctica de algún deporte o en gimnasia estructurada con reglas, horas determinadas, en determinados días de la semana. Pero para la Organización Mundial de la Salud (OMS) la actividad física es cualquier movimiento intencional producido por los músculos esqueléticos que determina un gasto energético. Así es que se incluye el deporte y el ejercicio que se realice con fines deportivos, pero también las actividades diarias como pueden ser subir y bajar escaleras, las tareas en el hogar y en el trabajo, actividades recreativas y hasta los traslados que puedan hacerse caminando o en bicicleta. Por lo que la actividad física se puede clasificar en dos tipos: estructurada y no estructurada.
Lo primero es el deporte o el ejercicio físico que se enmarca en ciertas reglas con objetivos, tanto del juego en particular que puede ser la competencia, como el del fin de mejorar la condición o aptitud física. Por otro lado, está la actividad física no estructurada que es todo aquello que se hace con movimiento como las tareas en la casa, jugar, moverse de un lugar a otro, etc.
Además de mantenerse activo, cumpliendo con las recomendaciones, es importante contemplar otro aspecto: el sedentarismo, que se define como el tiempo que una persona está sentada o recostada, sin moverse, con un gasto energético mínimo durante más de una hora. Lo que hacemos cuando estamos mirando televisión o frente a la computadora trabajando. La recomendación en este caso es evitar períodos largos sin moverse.
Ambos aspectos son importantes para la salud. Por lo tanto, la recomendación es ser activo y evitar el sedentarismo.
Según datos publicados por la OMS, la actividad física tiene importantes beneficios para la salud del corazón, el cuerpo y la mente.
La actividad física contribuye a la prevención y gestión de enfermedades no transmisibles, como las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y la diabetes.
La actividad física reduce los síntomas de la depresión y la ansiedad.
La actividad física mejora las habilidades de razonamiento, aprendizaje y juicio.
La actividad física asegura el crecimiento y el desarrollo saludable de los jóvenes.
La actividad física mejora el bienestar general.
A nivel mundial, 1 de cada 4 adultos no alcanza los niveles de actividad física recomendados.
Se podrían evitar hasta 5 millones de fallecimientos al año con un mayor nivel de actividad física de la población mundial.
Las personas con un nivel insuficiente de actividad física tienen un riesgo de muerte entre un 20% y un 30% mayor en comparación con las personas que alcanzan un nivel suficiente de actividad física.
Más del 80% de los adolescentes del mundo tienen un nivel insuficiente de actividad física
En cumplimiento del Decreto N° 387/2011, del Poder Ejecutivo se
comunica que el titular de Radio Carmelo es el Sr. Ramiro Lobecio
Pineda.
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