Noviembre 25, 2024

La construcción del Palacio Legislativo

By Gonzalo Enciso Agosto 20, 2020 1036

El edificio en que funciona el Poder Legislativo, conocido desde siempre como el Palacio Legislativo,  es sin duda el ejemplo testimonial más importante que tiene el  país, de una bella y equilibrada arquitectura neo-clásica, de fuerte inspiración griega  en el conjunto de sus fachadas exteriores, de eficiente diseño funcional, y deslumbrante en la  concepción de algunos de sus espacios interiores y en su decoración.

El concurso de proyectos para un Palacio Legislativo.

En abril del año 1904 se aceptaron veintisiete trabajos de arquitectos de distintos países del mundo, entre los que figuraban tres proyectos uruguayos, dos de los cuales fueron premiados con menciones.

Se designó una Comisión Asesora, integrada por distinguidas personalidades, con el cometido de juzgar los proyectos y dar su parecer y fundamentos a la Comisión del Palacio, quien debía en definitiva producir el fallo.

Hubo consenso en la Comisión Asesora, en decidir que no había entre todos los proyecto presentados, ninguno que  cumpliera a satisfacción  plena  con el programa  establecido en las bases del concurso, y por tanto, que no debía otorgarse el primer premio.

También estuvieron de acuerdo, en que había dos proyectos interesantes que llevaban los seudónimos de Hispania 11 y Agraciada, que sobresalían del resto de los presentados por sus distintas y particulares bondades.

Simplificando mucho podríamos decir que uno de ellos representaba las nuevas ideas, y el otro el espíritu conservador de la época.

Hispania 11, representante del primer grupo, según las expresiones mayoritarias de la Comisión Asesora que estaba juzgando los trabajos, era el mejor como grandiosidad de planta, pero de fachada inadmisible para un edificio representativo de uno de los Poderes del Estado. Agraciada, en cambio, era del grupo conservador. Un proyecto de arquitectura neoclásica, que respondía al gusto de la época, y que según su propio autor había sido inspirado en el soberbio edificio del Parlamento de Viena,  proyectado por el ilustre arquitecto danés  del siglo pasado, Don Theófilo Hansen.

Sin duda que esta pequeña síntesis sobre la valoración de ambos proyectos, es poco ilustrativa  de la importante y versada discusión especializada, que se mantuvo  en aquel Tribunal o Comisión Asesora que estaba juzgándolos.

Pero expresa con fidelidad las observaciones principales que allí se hicieron y que fundamentaron sus decisiones.

Hecha esta pequeña disquisición, volvemos a  nuestra Comisión Asesora, que informa  a la Comisión del Palacio de sus conclusiones y de los fundamentos en que las apoyan. Sus conclusiones consisten en lo esencial en declarar desierto el primer premio, otorgar el segundo al proyecto distinguido con el seudónimo Hispania 11, y el tercero al que correspondía a la clave Agraciada.

La Comisión del Palacio, realizó un severo estudio de los fundamentos, que en síntesis comentamos, en que apoyó sus decisiones la Comisión Asesora, y aceptó solo parte de sus recomendaciones, cambiando otras fundamentalmente.

Coincide en que no debe otorgarse un primer premio, pero difiere en cuanto a la apreciación de los valores de los proyectos señalados con los seudónimos Hispania 11 y Agraciada. Entiende que ambos proyectos tienen valores equivalentes, aunque distintos, como para ser merecedores ambos de iguales distinciones, y decide adjudicarles dos segundos premios en lugar de un segundo y un tercero como había propuesto la Comisión Asesora.  Y finalmente,  elige para su inmediata construcción, el  señalado con el  seudónimo "Agraciada", por ser el que reclama menores modificaciones de proyecto, el que mejor se ajusta al presupuesto previsto, y el  que tiene en su aspecto exterior la magnificencia exigible en este tipo de edificio.

A casi un siglo de esa decisión creemos que fue la acertada. Se eligió construir el Palacio con una arquitectura que no iba a sufrir el envejecimiento natural de los estilos de transición, que por su propia condición no estaban todavía maduros. Tal vez se perdió la oportunidad de materializar alguna de las corrientes arquitectónicas de ese momento,  pero se ganó en lo fundamental, que era exaltar con la majestuosidad del edificio que se iba a construir, la idea de la importancia del Poder Legislativo, en un sistema de vida democrático.

El seudónimo Hispania 11 resultó corresponder al arquitecto madrileño Don Manuel Mendoza Sáez.

Y el proyecto elegido correspondió al arquitecto italiano Victor Meano, radicado desde muchos años atrás en la ciudad de Buenos Aires, y ganador también del concurso del Palacio el Congreso Nacional Argentino, que en ese momento se estaba construyendo.

Desgraciadamente, el arquitecto Victor Meano no llegó a enterarse de que también en Uruguay se había elegido su proyecto para construir el Palacio Legislativo, pues murió trágicamente en Buenos Aires  en el mes de junio de 1904, antes de que la Comisión del Palacio diera su fallo definitivo en agosto del mismo año.

Casi al mismo tiempo que se decide la elección del proyecto que se desea construir, se resuelve cambiar su  emplazamiento.

Las razones eran realmente muchas e importantes. : El terreno de que se disponía por mandato de la Ley de 1896, no era realmente el adecuado para construir allí el importante edificio que se estaba gestando.

La opinión general coincidía en que a la importancia del Palacio de las Leyes que se había proyectado, debía corresponder un entorno mucho más amplio, desde el que se pudiera apreciarlo en toda su belleza, y al mismo tiempo que resolviera problemas de aglomeraciones de público y del tránsito ciudadano.

Por otra parte las Comisiones que se habían encargado de la elección del proyecto que ahora se iba a construir, también habían señalado la necesidad de agrandar algunos espacios del proyecto premiado razón demás para tener que ubicarlo en un terreno de mayores dimensiones de las que tenía el que disponían frente a la Iglesia de la Aguada.

Se decidió entonces, (año1905), ubicarlo en la Plaza Gral. Flores, espacio de forma asimétrica, casi triangular, muy cercano al predio que anteriormente se había elegido, ubicado entre las calles Sierra,  al Este, Guatemala  al Sur, y un tramo de Agraciada al Oeste.

En la base de este triángulo, que era la calle Guatemala, se ubicaba el edificio mirando al noroeste.

Los planos hechos con ese fin, demostraron que la nueva ubicación tampoco era la adecuada, si no se procedía a ampliarla hasta conseguir una buena relación espacial entre el edificio y su entorno.

El legislador Ing. Victor Sudriers, lo dice magistralmente en un informe a sus pares de la Comisión del Palacio Legislativo.

Señala que todo edificio guarda siempre correlación con los terrenos y adyacencias para donde se proyectan, y que esta correlación es del orden de magnitud y de forma, y por tanto, que no puede ser que el exiguo y simétrico edificio proyectado para  el terreno regular de la Avda. Agraciada, se pueda implantar, sin hacer los ajustes necesarios, en un terreno irregular y asimétrico completamente distinto del previsto en primer término.

Insiste entonces que debe considerarse el problema en tres aspectos fundamentales:

  1. Aumentar la superficie edificada para corregir algunos espacios poco generosos, que fueron observados en el fallo del concurso.
    Para resolver la mayor parte de esos problemas propone alargar en veinte metros el eje mayor del edificio.
  2. Regularizar las adyacencias de la Plaza Gral Flores, haciendo las expropiaciones que fueren necesarias, para  llegar a un entorno que responda a la forma del proyecto que deberá contener, y de superficie adecuada para permitir el fácil acceso desde todas las calles o avenidas que allí llegan, y de cómodo desplazamiento de carruajes, y desfile de tropas, en las oportunidades en que el protocolo del Parlamento así lo requiera.
  3. Y finalmente orientarlo como lo está actualmente, es decir con su eje principal coincidiendo con el de la Avda. Agraciada. Sur, y su fachada principal mirando al Sur, enfrentando a la referida Avenida, y no como se había propuesto en primera instancia, con su fachada principal mirando al noroeste.

El legislador Alberto Canessa se suma como miembro informante a la propuesta del Ing Sudriers, y también lo hace una Comisión Asesora, nombrada especialmente con la finalidad de estudiar ese informe.

La Comisión del Palacio procede en el sentido que se le aconseja, .y hace su informe acompañándolo de un proyecto de ley referente a las expropiaciones de la Plaza Gral. Flores y sus adyacencias.

Podría decirse que en este momento comienza el largo proceso del embellecimiento de los alrededores del Palacio, previéndole en su entorno un espacio equilibrado con su magnitud y con su forma.

Mucho más tarde el Arq Cayetano Moretti, a quien se confió en el año 1914 la terminación del edificio, concretó esas ideas en una plaza rectangular formada por una corona de edificios porticados en planta baja, ubicados al Norte, al Este y al Oeste del Palacio. Separaba a setenta metros las nuevas fachadas y preveía un espacio mayor hacia el Sur frente a la entrada principal.  En suma un espacio cerrado por un marco de edificios con el Palacio al centro.

Sin duda Moretti deseaba aislar el Palacio de sus adyacencias, que no debían ser muy gratas de ver en aquella época, y ordenar de alguna manera el entorno del majestuoso edificio que se estaba levantando.

Este tipo de solución, aunque fue modificándose en sus detalles, continuó vigente hasta el año 1958 en que se estudió un nuevo concepto, que fue el de enjardinar los alrededores del Palacio hasta los límites naturales del pentágono que forman las calles que lo circundan, (Madrid, Batoví, Agraciada, César Díaz, y Francisco Acuña de Figueroa.)  canalizando por ellas la circulación vehicular no propia del Palacio, y reservando las superficies enjardinadas así obtenidas para futuras ampliaciones del Poder Legislativo.

Parte de ese programa se cumplió con la construcción del nuevo Edificio Anexo, alejado cien metros del Palacio y no setenta como se preveía en los estudios anteriores, y con las expropiaciones que se vinieron realizando desde el año 1958 a la fecha.

En el año 1905, aprobadas las ideas sobre el nuevo emplazamiento del Palacio, se encargó la ampliación y ajuste del proyecto de Meano., a los arquitectos Don Jacobo Vázquez Varela, prestigioso profesional de nuestro medio, y a Don Antonio Banchini, colaborador directo del Arq, Meano en la construcción del Congreso Nacional Argentino Terminados los recaudos correspondientes la Comisión del Palacio llamó a licitación pública para la  construcción, y adjudicó la obra a la propuesta más baja y conveniente, que fue la de la firma Manuel y Juan Debernardis.

Un año más tarde, en 1908, se iniciaron los trabajos que continuaron sin alteraciones fundamentales hasta la contratación del Arq. Cayetano Moretti, en 1913, a quien se confió la terminación del edificio de acuerdo a las nuevas ideas que impulsaba entonces la Comisión del Palacio y el propio Presidente de la República, y que determinaron cambios fundamentales en su aspecto final.

Durante  todo el tiempo que duró la construcción del edificio, actuó como representante de la Comisión del Palacio, en carácter de Director Técnico, el Ing. Don  José Foglia.

Fuente: Parlamento

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