La vacunación masiva contra la viruela del mono no es necesaria, pero la Organización Mundial de la salud sí ha recomendado la vacunación posexposición, aseguró este martes en rueda de prensa Rosamund Lewis, especialista en esta enfermedad de la agencia de la ONU.
En este sentido, Lewis informó de que la OMS está trabajando con la Unión Europea, una de las regiones más afectadas con 12.000 de los 16.000 casos reportados, en la liberación de vacunas, así como con otros socios para determinar un mecanismo de coordinación mundial para la distribución de las vacunas.
No obstante, Hans Kluge, director de la Organización para Europa, dijo que en otra rueda de prensa que las vacunas por sí solas no son suficientes para detener la epidemia y que los individuos que están en riesgo también tienen que tomar medidas.
El actual brote de viruela del mono surgió en Europa, que está ya presente en 37 países de la región que también comprende a Asia Central. Los primeros países en notificar los casos fueron el Reino Unido, España y Portugal. El brote se centra especialmente en hombres que tienen sexo con otros hombres, con una edad media en los 37 años.
La recomendación actual para las personas con viruela del mono es que se aíslen y no viajen hasta que se recuperen; los casos de contacto deben controlar su temperatura y vigilar otros posibles síntomas durante el periodo de 9 a 21 días.
La cifra actual es de unos 16.000 casos confirmados en todo el mundo y hasta el momento se ha informado de que unos 81 niños menores de 17 años se han infectado.
Para Lewis, el reparto de la vacuna debe hacerse en función de las necesidades de salud pública, país por país y lugar por lugar: “Cualquier persona que hubiera estado expuesta a alguien con viruela del mono debería vacunarse primero”.
La doctora Lewis explicó que actualmente se dispone de unos 16,4 millones de vacunas almacenadas. También mencionó que, históricamente, las vacunas contra la viruela habían sido muy eficaces contra la viruela del mono, pero que ahora estaban más atenuadas. En ese sentido, recordó que después de 1980 ningún país había administrado vacunas contra la viruela, que se sabía que era muy potente y ofrecía inmunidad a largo plazo. Los países que producen vacunas son Dinamarca, Japón y Estados Unidos.
“Los países con capacidad de fabricación de diagnósticos, vacunas o terapias contra la viruela y la viruela del mono deberían aumentar la producción y la disponibilidad de contramedidas médicas”, aseguró la especialista, que añadió que los países y los fabricantes deberían colaborar con la OMS para garantizar que los diagnósticos, las vacunas, los tratamientos y otros suministros necesarios estén disponibles en función de las necesidades de salud pública.
Lewies destacó que debían hacerlo “de forma solidaria y a un coste razonable para los países en los que más se necesitan con el objetivo de apoyar los esfuerzos encaminados a detener la propagación de la viruela del mono”.
Además, comentó que, aunque no se han realizado estudios sobre la compatibilidad de las vacunas COVID-19 y de la viruela del mono, administrar diferentes vacunas al mismo tiempo significa reforzar diferentes partes del sistema inmunitario.
En respuesta a una pregunta de los periodistas, la doctora Lewis dijo que la situación en Brasil era preocupante, y que las autoridades debían tener en cuenta la alerta de emergencia de salud pública internacional que la Organización Mundial de la Salud declaró el sábado con respecto a la viruela del mono y “actuar en consecuencia”.
La viruela del mono es, en general, una enfermedad que no pone en peligro la vida de las personas sanas. La enfermedad es más conocida en los países africanos, donde se ha observado durante décadas, y donde se han registrado ocasionalmente muertes, cinco en lo que va de año, incluso en niños y ancianos, así como en personas con enfermedades subyacentes.
No obstante, la viruela del mono puede causar una serie de signos y síntomas, como dolorosas llagas. Algunas personas que desarrollan síntomas graves pueden necesitar atención en los centros de salud. Entre las personas con mayor riesgo de padecer una enfermedad grave o complicaciones se encuentran las mujeres embarazadas, los niños y las personas inmunodeprimidas.
El director general para Europa dijo que tenía una serie de recomendaciones para distintos grupos de personas. Así, por ejemplo, a los proveedores de salud les recomendó:
A las personas que actualmente están en mayor riesgo, es decir los hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres y especialmente aquellos con múltiples parejas sexuales, les recomendó:
A los ministerios de salud y a las autoridades de salud pública, incluso en los países que aún no han notificado ningún caso, Kluge les recomendó:
Finalmente, a los gobiernos de toda Europa y Asia Central les indicó que hay una necesidad imperiosa de colaboración interregional, basada en la voluntad política, para generar las pruebas que apoyen el uso de vacunas y antivirales para la viruela del mono, así como para dirigirlos a las poblaciones con mayor riesgo de infección.
“Los países deben adherirse a los principios de equidad, ayudando a garantizar que las vacunas y los antivirales lleguen a quienes más los necesitan, en lugar de almacenar suministros y actuar por su cuenta, acciones que sólo son perjudiciales para el bien público en general, como hemos visto durante la respuesta al COVID-19”, concluyó.
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