Tannat es una uva tinta que ha crecido históricamente en el suroeste de Francia pero que se ha convertido en la variedad más distintiva de Uruguay.

En Crónicas Vespertinas dialogamos con el enólogo Daniel Cis sobre ello ya que este miércoles 14 de abril se conmemora en el país el día del Tannat.

Cis dijo que pese a llegar desde otro continente, se adaptó muy bien a estas tierras. "Da vinos muy diferentes a su zona de origen porque allá hay que esperar mínimo cinco, seis años para tomarlos por su cuerpo, y aquí da vinos al poco tiempo", dijo, agregando que "por eso decimos que el Tannat nació de padres equivocados y aquí los adoptamos muy bien".

Dentro de las variedades tintas, como Merlot, Cabernet Sauvignon, Malbec, y otros, el Tannat es el que tiene más cuerpo. "Su nombre viene de tanino, el compuesto que le da el cuerpo al vino", y por ello son más "fuertes" en su gusto. "Incluso cuando no se trabajaba bien eran hasta difícil de tomar y había que cortarlo con algo".

Cis trabaja como enólogo desde 1999 pero nació en una bodega familiar, por lo cual desde muy pequeño conoce el rubro. 

Según entiende, se ha evolucionado muy bien. "En los años 80, 90 se consumía mucho vino rosado, tintos suaves, y posteriormente se plantaron sepas nuevas", agregando que los bodegueros "han tecnificado y mejorado la manera de producir sus uvas".

Cis señaló que antes para conseguir un buen tinto había que buscarlo detenidamente y en la actualidad en cualquier góndola se encuentran vinos de buena calidad. "Desde Irurtia que fue pionero en producción de vinos finos e importar variedades nuevas, lo cual cambió la realidad de la zona".

En la actualidad el vino carmelitano y en general goza de gran popularidad, algo que no siempre fue así.

El enólogo de 42 años dijo al respecto: "Me acuerdo que en los cumpleaños de 15 de mi época, o casamientos, si había vino eran considerados medio pelo, no estaban bien vistos, y se decía que no les alcanzó para el whisky". Pero como manifestamos, eso cambió. "Es un producto incorporado por la sociedad y el carmelitano está orgulloso de los vinos de las zonas". Y la calidad fue central para eso.

"Desde el punto de vista del volumen no podemos competir. Una bodega argentina o del mundo produce lo mismo que todo Uruguay junto, pero si podemos competir con la calidad", dijo. 

También la apuesta al enoturismo. Carmelo es ejemplo en eso y la Ruta del Vino ha funcionado muy bien. Se benefician las bodegas pero toda las sociedades en su conjunto

 porque el turista recorre la ciudad, se hospeda, come, etc.

Con respecto a las expectativas para este año, Cis dijo que hay cierta incertidumbre porque aún estamos en emergencia sanitaria y no hay novedades en torno a la apertura de fronteras, siendo que los visitantes argentinos y brasileños son muy importantes. De todos modos, las expectativas son buenas porque seguramente el turismo al aire libre, como el que ofrecen las bodegas, sea muy deseado en general. "La gente va a salir con todo, y lo hará en lugares abiertos y tranquilos".

Por último, nos dejó una descripción del Tannat en su día: "Es como una persona. Nace con toda la fuerza, con una etapa adolescente rebelde, pero después cuando llega a su punto de madurez se amansa y se vuelve en algo espectacular".

Desde el 2016, el 14 de abril se celebra en Uruguay el Día del Tannat, una jornada que hace honor a la cepa insignia del vino nacional. El Instituto Nacional de Vitivinicultura (INAVI) eligió esta fecha, en homenaje a Pascual Harriague, un hombre vasco francés que decidió probar suerte en estas tierras, y que falleció un 14 de abril de 1894, dejando el legado de su cultivo, el cual terminó de definir la identidad vitivinícola del país.

El Uruguay encontró en esta uva, su identidad como país productor de vinos, y el propósito de esta celebración, es “que se sepa de esta cepa”, acercando las historias y particularidades de esta variedad, a los consumidores del país y del mundo, con un consumo moderado y responsable.

En 1874, el viñedo de Harriague tenía doscientas hectáreas y sus bodegas albergaban al esperado vino, llamado entonces “Harriague” en su honor.

Así nació un gran vino, rojo, profundo y corpulento, que se impuso primero con verdadera afición entre los uruguayos y luego en el mundo.

El Tannat está hecho a medida para la carne de Uruguay. Las cepas más jóvenes presentan los colores más vivos, con marcados matices violáceos, púrpuras y olores francos y frutales.

A medida que avanza el tiempo de crianza, los taninos se suavizan y los olores se hacen más sutiles y complejos. Siempre es un vino único e inconfundible.

En el presente, la calidad internacional del tannat uruguayo se traduce en centenares de medallas en concursos internacionales y más de 50 destinos de exportación.