“Esta idea de que la mujer se tiene que quedar en la casa mientras el hombre trabaja las nuevas generaciones vinieron a derrocarla”, aseguró el director del Instituto Nacional de la Juventud, Federico Barreto, en los comentarios de las conclusiones principales de la Encuesta Nacional de Adolescencia y Juventud 2018, en su cuarta edición. Esta iniciativa sirve para que las autoridades evalúen los cambios en esta población.

Con la presencia de la ministra de Desarrollo Social, Marina Arismendi, el director del Instituto Nacional de la Juventud (INJU), Federico Barreto, la directora del Instituto Nacional de Estadística, Laura Nalbarte, y el representante auxiliar del Fondo de Población de Naciones Unidas, Juan José Calvo, se presentó este jueves 20 el informe de la Encuesta Nacional de Adolescencia y Juventud 2018, en su cuarta edición.

Uruguay, primer país de la región en realizar una Encuesta Nacional de Adolescencia y Juventud (ENAJ), utiliza esta herramienta para el diseño, implementación y evaluación de políticas, indicó Barreto. El INJU retomó la confección de la encuesta luego de 28 años, cuando se realizó una por parte de la Dirección General de Estadísticas y Censos. Ahora se efectúa cada cinco años.

La ENAJ 2018 duplicó el tamaño de su campo respecto de la edición anterior y por primera vez incluye a jóvenes que viven en localidades rurales de menos de 5.000 habitantes. Permitirá el monitoreo de las transformaciones y la continuidad en la vida de adolescentes y jóvenes, insumo relevante para modificar las políticas públicas para este grupo etario, según el jerarca, en áreas vinculadas a la protección social, el empleo juvenil, la educación y la salud sexual y reproductiva.

Por otra parte, lamentó que en el contexto de transición y con un caudal de información como el presentado en la jornada de hoy, tan importantes para la continuidad de las políticas públicas llevadas adelante, todavía no tenga confirmación sobre quiénes van a ser los directores nacionales, no solo del Mides, sino de otros organismos públicos. En este sentido, calificó esta como una “transición no correspondida”.

Arismendi, por su lado, reflexionó respecto del significado del material presentado que los jóvenes de hoy vienen de puntos de partida complejos y diversos y que “si bien la Constitución dice que todos los habitantes de la República tenemos los mismos derechos, no todos tenemos los mismos puntos de partida y no todos tenemos las mismas oportunidades” y agregó que “esas mismas oportunidades, cuando no existen en el punto de partida, el Estado tiene la obligación, el compromiso, la dignidad de generar herramientas para trabajar para lograrlo”.

El informe de la ENAJ 2018 estará disponible, como todos los materiales realizados, en breve en la web del INJU.

El año pasado se registraron 814 embarazos menos en adolescentes que en 2017, una tendencia a la baja que marca una disminución de casi la mitad en los últimos tres años. El ministro de Salud Pública, Jorge Basso, recordó que en 2015 se identificó como principal problema sanitario la gestación no intencional en esa franja etaria, que presentaba entonces una tasa de 60 nacimientos cada 1.000 menores de 19 años.

Entre los principales indicadores de natalidad y fecundidad brindados por las autoridades del Ministerio de Salud Pública (MSP) se destaca la merma de embarazos en menores de 19 años.

Así, se indica que se registraron 814 nacimientos menos que en 2017 de madres adolescentes de entre 15 y 19 años y, si se compara con 2016, la reducción llegó a 2.025. En suma, la reducción de la cantidad de nacimientos en 2017 y 2018 representa un descenso del 29 % del total, “lo cual ratifica el cumplimiento de la meta fijada de bajar embarazos no deseados en este período” de gobierno (2015-2020), señaló Basso.

El titular del MSP hizo esa consideración el lunes 25, en el marco de la presentación del panel “Evolución reciente de natalidad, fecundidad y mortalidad infantil en Uruguay: Presentación de cifras oficiales 2018”, de la Comisión Sectorial de Población y Desarrollo de ese ministerio y de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto.

Los datos generales del año pasado indican que se registraron 40.139 nacimientos, 2.897 menos que en 2017, lo cual coloca a Uruguay en el grupo de baja natalidad, característica que comparten el 50 % de los países en el mundo, con un promedio de 1,6 hijos por mujer.

Basso explicó que, a su vez, la incidencia de la interrupción voluntaria de embarazo no explica la caída en la cantidad de nacimientos, puesto que en los últimos tres años los procedimientos se estabilizaron, con un promedio de 10.000 anuales. En el caso de las adolescentes, las cifras son menores que en los años previos.

Aclaró que, entre las medidas que pueden haber incidido en esa merma se encuentra el mayor acceso a los métodos anticonceptivos, particularmente los implantes subcutáneos, dada la distribución de más de 60.000 en el sector público.

“No es toda la explicación, pero ha incidido, junto con otros factores, en que en todos los tramos de edad, pero particularmente en las adolescentes, baja la natalidad”, sostuvo Basso.

Asimismo, se registra un desplazamiento de la fecundidad hacia edades mayores, los 40 años, fenómeno que, si bien es multicausal, tampoco se puede olvidar que hoy las mujeres acceden a mayores prestaciones de fertilización asistida, agregó.