José Pedro Varela, fiel defensor de la obligatoriedad de la enseñanza y de su carácter laico y gratuito, creía fervientemente que "La educación, como la luz del sol, puede y debe llegar a todos". A 178 años de su nacimiento, recordamos gran parte de su trayectoria y de su pensamiento fundacional.
Varela, hijo de Jacobo Dionisio Varela y Benita Gumersinda Berro, nació el 19 de marzo de 1845 en la ciudad sitiada de Montevideo, durante la Guerra Grande. Estudió en el antiguo colegio de los padres escolapios.
Si bien a los 15 años se dedicó al comercio a instancias de su padre, en su fuero más íntimo anhelaba estudiar la carrera de abogacía u otra profesión similar, para las que se consideraba con aptitudes. En este tiempo también mostró una fuerte inclinación a la literatura, volcándose a la escritura de composiciones poéticas, crónicas y artículos.
Entre setiembre de 1867 y agosto de 1868, realizó un viaje a Estados Unidos y Europa que dio lugar a nuevas crónicas publicadas en el diario “El Siglo”. Este viaje culminó en Estados Unidos con el encuentro entre Varela y Domingo Faustino Sarmiento, quien luego fue presidente de la República Argentina.
Varela desarrolló una gran actividad periodística y política. Trabajó en los diarios “El Siglo” como colaborador, y en “La Paz” como redactor y director. Concebía la actividad periodística y política como acciones inseparables de la tarea educacional.
En 1868, junto a personalidades como Carlos María Ramírez, creó la Sociedad de Amigos de la Educación Popular.
Trascendiendo el propósito inicial y realizando un abordaje orgánico de la cuestión educacional, en 1874 escribió su libro “La educación del pueblo”. Durante el gobierno del coronel Lorenzo Latorre en 1876, aceptó el puesto de presidente de la Comisión de Instrucción Pública de Montevideo, que -luego de la supresión del Instituto de Instrucción Pública- ejercía una especie de superintendencia de todas las escuelas del país.
Tres meses después de esta designación, presentó al gobierno su proyecto de Ley de Educación Común, cuyos fundamentos teóricos constituyeron el libro titulado “La legislación escolar”. En esta obra realizó un profundo análisis de las causas sociales, económicas, financieras y políticas que colocaban al país en una situación crítica. Varela llegó a la conclusión de que era indispensable elevar el nivel de la educación popular.
El proyecto de Varela pasó a estudio de una comisión especial que lo reestructuró, modificándolo sustancialmente. El documento establecía la obligatoriedad del aprendizaje para todos los niños y niñas de 5 a 15 años.
A su vez, planteaba que la escuela establecida por el Estado laico debía ser laica también. La educación que ofrece y exige el Estado no debe busca afiliar al niño a una comunión religiosa determinada o incorporar a los niños a un partido político específico, sino que debe prepararlos para la vida ciudadana adulta.
En este sentido, el proyecto de ley establecía la laicidad, afirmando y promoviendo el respeto a las diferencias, señalando expresamente que no podría obligarse a ningún niño a que asistiera a la enseñanza de la religión católica sin el consentimiento de sus padres o tutores.
Finalmente, era partidario de establecer la obligatoriedad de la educación en el marco de una sociedad que la hiciera posible, es decir, declarando y efectivamente ofreciendo la gratuidad de la enseñanza como medio para lograr el cumplimiento de la instrucción obligatoria.
El 24 de agosto de 1877, el órgano ejecutivo nacional supremo promulgó un decreto-ley de Educación Común que contemplaba parcialmente el proyecto elaborado por Varela. No solo el número de artículos fue recortado (de 111 artículos pasó a 55), sino fundamentalmente su contenido más avanzado, dado que eliminó la descentralización, democratización, participación popular y la laicidad, dejando de lado la problemática en torno a la enseñanza de la religión católica e imponiendo, por el contrario, su enseñanza en todas las escuelas públicas, exceptuándose a los alumnos que profesaran otras religiones y cuyos padres o tutores se opusieran a que la recibieran.
Ese año, cuando se aprobó el decreto-ley de Educación Común, aceptó el puesto de inspector nacional de Instrucción Primaria.
Varela falleció prematuramente el 24 de octubre de 1879, a los 34 años de edad.
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